viernes, 22 de julio de 2011

Reportaje - El Peropalo

Extremadura está repleta de tradiciones y costumbres que la hacen única. Muchas de ellas con el tiempo han derivado en fiestas populares en las que se ensalza el espíritu de toda una comarca, y una de ellas es sin duda el Pero Palo, símbolo y estandarte de una localidad con tanta historia como Villanueva de la Vera que nos deja, en este pedazo de historia, un recuerdo permanente de las leyendas, mitos y creencias que se vivieron por estas tierras cacereñas. Hoy descubriremos un poco más sobre esta interesante celebración que sin duda tiene mucho de especial y muy poco de aburrida.


Todo comienza aquí un domingo, el anterior al verdadero jolgorio, en el que ya los jóvenes de la localidad pasean la cabeza de este caricaturesco personaje por todas las calles y rincones, avecinando ya lo que a la semana siguiente será el momento cumbre. Pero el origen de este muñeco, tan conocido hoy día por todos, sigue siendo un enigma sobre el que varías teorías intentan dar explicación.

Una de las leyendas más extendidas dice de él que era un judío que vivía allá en la sierra, bajando en carnavales a deshonrar a las mozas del pueblo y a saquear por cuantas casas pasase. Otra, quizá la más creíble, le atribuye el oficio de cobrador de impuestos cuando la localidad estaba bajo el dominio fiscal del ya desaparecido Condado de Valverde, el cual oprimía constantemente a los habitantes del municipio, hasta tal punto que, cuando Villanueva se separó de tal condado, los propios aldeanos le ajusticiaron y celebraron cada año el linchamiento de este personaje.

Fuera como fuese, la tradición del Pero Palo se ha mantenido casi intacta hasta nuestros días. Consiste en un muñeco cuyo cuerpo está hecho de paja bien embutida, unido a una reconocible cabeza (Siempre con el mismo aspecto) hecha de duras raíces, también llamadas turras. En su cara hay aspectos que lo hacen perennemente reconocible, como son los grandes ojos, el bigote y la perilla, además de el atuendo tradicional que le sirve al mismo tiempo de recordatorio de la época y de rasgo definido.

En la fiesta, además del monigote, hay dos principales actores: los Capitanes. Estos son siempre un hombre y una mujer, que no tienen por que ser pareja ni tener parentesco alguno, que se encargan de costear y amenizar la fiesta. La Capitana pasea el miembro viríl del Pero Palo por entre la multitud, al tiempo que el Capitán tiene la importante misión de clausurar la fiesta del año anterior y dar la bienvenida a la del nuevo con la conocida como Jura de Bandera.

El domingo en que se cumplen 40 días antes del Corpus comienza la verdadera acción. Por la mañana una silenciosa procesión deja al muñeco, previamente ensartado en un alto palo para que todos puedan verlo, en la plaza del pueblo, desde donde “mira” a quienes allí se acerquen. Ya durante el día se pasea por todo el municipio, deteniéndose en sitios claves donde acontece la “Judía”, otra vital y antiquísima parte de la celebración en la que se escenifica una disputa entre el bando “a favor” y “en contra” del Pero Palo.

Las judías se mantienen también al lunes siguiente, y llegado el martes se llega a la culminación de la fiesta. Se recrea entonces un juicio en el que se leen al condenado su pena de morir quemado, y por la mañana un mozo del pueblo se encarga de ir pregonando por las calles la noticia. Un claro ejemplo de esta sentencia es el siguiente:

CONSIDERANDO: Es un cabrón que le llaman Pero Palo, Que un usurero malo, Hijo de puta y maricón. Que puso tiendas en cajón cuando vino de Melilla. Que robó en la Regadilla y ha violado en Repontón. VISTAS: Todas las teorías que, Sacadas de la ley, Penan estas fechorías. FALLAMOS: ¡Muera! Y las grasa que salgan de sus pellejos, Ardan en candiles viejos, Hasta aquietar a las masas



Tras estos momentos se produce la tradicional Jura de Bandera (El último que jure será el encargado de ser Capitán al año siguiente) y la Capitana se pasea con un chorizo picado en una rama en clara simbología a los genitales del condenado. Posteriormente es quemado en la plaza del pueblo el “cadáver” del Pero Palo, y con esto toca a su fin la celebración, que seguramente seguirán los vecinos en los bares de la localidad.
Esta festividad, obra cumbre de la tradición verata, ha llegado a nuestro días tan intacta que es en sí misma casi un documento histórico, del cómo se vivía en estas tierras en los siglos pasados y del día a día de las gentes que, cientos de años después, siguen recordando unos hechos que nos amenizan a los extremeños y nos dan a conocer cuán grande es en realidad la historia común que nos une. ¡Hasta mañana amigos!

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