jueves, 7 de julio de 2011

Artículo. La gran fiesta de Al-Andalus en Extremadura: La Al-Mossassa

Pocas ciudades extremeñas pueden presumir de una fundación tan curiosa y emocionante como la propia Badajoz. Cuando el ilustre “gallego” Marwan partió con sus hombres desde Alange hasta aquel cerro desierto a orillas del Guadiana, solo la voluntad de un hombre semejante podía levantar tan imponente capital, desafinado al poder establecido de su tiempo y creando en nuestra tierra uno de los más intelectuales y gloriosos taifatos de la península. Cada año desde el 98 los pacenses reviven en el Al-Mossassa el que fue hecho histórico de gran calado para Extremadura y toda España, recuperando así el pedazo de su pasado que más fama le dio a esta perla de la Lusitania.

La asociación “Amigos de Badajoz” comenzó a finales de los 90 una serie de actos de carácter festivo e intelectual para revivir en la urbe esta parte de su historia que quizá no era tan conocida, y desde entonces, pasando por alto un año de no celebración tras discusiones con el Ayuntamiento, la cita anual ha sido cada vez más y más visitada, suponiendo uno de los más vitales reclamos turísticos de la ciudad. Actores, comerciantes y gente corriente disfrazada. Durante unos días al año salir en camisa y vaqueros por Badajoz es como observar desde el futuro una medina musulmana del siglo IX.


Además de los imprescindibles actos informativos, como congresos, conferencias y exposiciones que nos acercan a la realidad de aquellos tiempos, lo que en verdad da vida a la celebración son las calles del casco antiguo: Por un lado avanza la lujosa y colorida corte de los Omeya cordobeses, representación de aquel gran Emir que llegó a tierras pacenses a otorgar el título a esta nueva ciudad; Por otro, a su encuentro acuden, de negro y lunas plateadas, el séquito de Marwan, con arqueros, infantes y todo tipo de soldadesca. En la Alcazaba, punto de encuentro ancestral, se reúnen ambos grupos para reflejar aquel instante tan histórico. Todo un espectáculo que quedará grabado en nuestra retina.


Pero no acaba ahí la cosa, la Plaza Mayor y la Plaza Alta guardan en su interior zocos al más puro estilo andalusí, con especias, productos típicos y marroquinerías que sumergen al visitante en una burbuja de olores y sensaciones difícil de olvidar, una mirada a nuestro pasado en la que todo el mundo encuentra una parte de sí mismo. Nos parecerá que sin movernos de la provincia pacense estamos de pronto en el mercado de una gran urbe musulmana.


Las fechas para esta inolvidable cita con Badajoz se enclavan por lo general la última o penúltima semana de septiembre, y enlazan con una fiesta similar en Marvao durante la primera de octubre. Encontrar alojamiento durante esas fechas puede estar complicado, por lo que es recomendable buscar con antelación o echar mano de algún familiar residente. Lo que sí es seguro es que ningún extremeño amante de nuestra cultura puede perderse esta porción tan mágica de la historia de nuestra tierra. ¡Hasta mañana amigos!

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