miércoles, 13 de julio de 2011

Articulo - La visita de Alfonso XIII a las Hurdes

En el extremo norte de Extremadura, incluyendo la zona salmantina conocida como las Batuecas, se extiende una de las tierras con más historia de nuestra región, las Hurdes, y hoy destriparemos un poco más uno de los hechos que han marcado para siempre esta comarca: la visita de Alfonso XIII.

Las Hurdes del siglo XIX distaba mucho de la actual, el conjunto de pequeñas alquerías diseminadas y aisladas por estrechos y empinados caminos conformaban la que bien podría haber sido la región más atrasada de la Europa de aquel entonces. Acosado por lo escarpado del terreno, las malas comunicaciones y los pocos beneficios que se le podían arañar a la tierra, el hurdano de la época era un ser paupérrimo destinado ya en el nacimiento a padecer una vida de extrema pobreza.




Enfermedades como el bocio o las ocasionadas por comer solo para llenar el estómago (Como los que comían plantas y flores solo para saciar el hambre aún sabiendo que ello les mataría) eran tan comunes como las causadas por la endogamia, lo cual hacía pensar a todo visitante que se trataba aquella de una sociedad enteramente enferma. Este último problema, el de la endogamia, se convirtió en fuente para muchas leyendas sobre seres deformes y monstruos que habitaban estas tierras, lo cual sin duda contribuyó a engrosar la larga mitologia que arrastra esta comarca.


A principios del siglo XX se conforma la Sociedad para la Esperanza de las Urdes, una asociación que luchó por hacer llegar hasta el monarca lo que en verdad se vivía en aquella zona subdesarrollada. En Salamanca, años antes de que la visita se hiciese efectiva, se envió una comisión de tan peculiar asociación a la comitiva del rey, que en ese momento se encontraba en la ciudad, y de quien consiguieron la promesa de una próxima visita.

En 1922, acompañado de Gregorio Marañón y una pequeña comitiva, Alfonso XIII decide emprender un viaje hacia la geografía hurdana, pasando por Ávila hasta llegar a Casar de Palomero, el punto de entrada del rey en la comarca. Durante su visita pudo constatar tanto la belleza como la pobreza del lugar y el monarca se aseguró a su regreso a Madrid de que se crease el Real Patronato de las Hurdes, que aunque con el tiempo variase en su nombre (Durante la república y la dictadura) mantendría su importante función, la de desarrollar y dar vitalidad a una zona tan deprimida por la pobreza.


Aunque hoy en día podemos viajar a las Hurdes y seguir visitando alquerías abandonadas en las que se conservan las antiguas casas de pizarra, lo cierto es que en la comarca el desarrollo se puede ver por todos los lados, las carreteras, las nuevas casas... Los negocios y naves industriales son ejemplos de que las Hurdes ya no son lo que eran.


Y esto ha sido todo. Esperamos que os haya gustado tan interesante historia ¡Hasta mañana amigos!

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