miércoles, 6 de julio de 2011

Reportaje - El Mágico Parque del Cornalvo

Extremadura es única, auténtica, pero eso ya lo sabíamos. Lo que no conozcamos tan bien quizás sean las incalculables bellezas y originalidades que la naturaleza dejó en nuestra tierra, y si bien no hay paisano que no haya oído hablar alguna vez de Monfragüe, hay un tesoro oculto muy cerquita de Mérida que por desgracia a muchos ni les suena. Nos referimos al Cornalvo, un Parque Nacional con un pasado tan intenso e intacto que solo es superado por su enorme catálogo de animales únicos y en peligro de extinción, los cuales nos sumergirán en un entorno en el que hombre y campo se unen en la más perfecta pareja de baile. Un espectáculo que ningún extremeño se debería perder



Todo el Parque gira en torno al elemento acuoso que le da vida a la zona, el embalse de Cornalvo. Esta edificación, de origen romano y cuya construcción se calcula por el siglo II d.C., era de donde partía el famoso “Acueducto de los milagros”, que abastecía de agua a la antigua Emerita Augusta y que aún hoy se puede admirar por su excelente estado de conservación. La presa aguantó hasta nuestros días, dando fe de lo buenos albañiles que había en esta región hace casi 2.000 años, pero la caída del Imperio, la reconquista y demás acontecimientos, dejaron estas tierras casi vírgenes por cientos y cientos de años, hasta que un buen día del siglo XVIII vino a instalarse a esta tierra una de las personalidades más importantes del momento.


Durante el reinado de Carlos IV, a las puertas casi del despotismo ilustrado, hubo uno de sus más importantes ministros que tomó querencia por la tierra pacense, el Conde de Campomanes. Este señor, uno de los reformistas más conocidos de su época, adquirió varios terrenos en las cercanías del embalse y, por así decirlo, se enamoro de este lugar. En 1773 levantó en las inmediaciones un imponente cortijo, a donde acudía en sus ratos libres, y cuya belleza le empujaría a convencer al monarca de que visitara la zona, cosa que hizo unos años después en un opulento viaje a Badajoz. La casona sigue en pie y es visitable.


A principios del siglo pasado, allá por 1902, surgiría el primer movimiento regionalista en favor de conservar esta joya de nuestro pasado, pero ahí quedó la cosa, hasta los años 80. La revolución económica que vivió Extremadura hace tan solo tres décadas se vio reflejada también en este espacio, y es que por aquellos tiempos se intentó construir una serie de chalets de lujo justo a la orilla del agua. Fue entonces cuando la ONG extremeña “ADENEX” comenzó una campaña para conseguir detener las obras y al mismo tiempo lograr para el Parque el estatus de “Nacional”, que le protegería de todas los intentos de urbanización que pudieran hacerse.

Por fin, en marzo del 93 los manifestantes cumplieron su objetivo y el parque entró en el circuito protector del Ministerio de Medio Ambiente, llevándole a partir de entonces a un esplendor tanto en su fauna como en su flora que harían de él la importante reserva de la biosfera que es hoy día. Y es que no es para menos, al observador curioso se le ofrecen en los cielos la posibilidad de ver especies casi desaparecidas como cigueñas negras o el halcón abejero, un ave centroeuropea que tiene en este parque su punto de nidación más occidental.


Si en vez de arriba miramos hacia abajo, una vez más Cornalvo nos ofrece una espectacular colección de animales únicos. Así el gato montés, que casi estaba desaparecido por estos lares, se puede ver con facilidad, además de otros animales como galápagos o nutrias que harán nuestro viaje mucho más entretenido y espectacular. También en sus aguas, por si somos más curiosos de la cuenta, se esconde una especie de pez única que solo existe aquí, el jarabugo, que durante muchos años fue objeto de levantisca discusión entre la comunidad científica y que ahora desgraciadamente se encuentra al borde de la extinción. 


Para ver todas las bondades que ofrece Extremadura en esta tierra, no son necesarios grandes desplazamientos ni malas carreteras, todo lo contrario. Se puede acceder directamente desde la N-630 por dos salidas, o si se prefiere en la autovía A-5 hay otra en Trujillanos que te guiará al lugar directamente. En esa misma localidad, Trujillanos, encontramos un Centro de Interpretación a la entrada del Parque, que nos surtirá de toda la información, conocimientos y anécdotas que el Cornalvo pueda dar de sí, abierto por las mañanas de 10 a 2 y por las tardes de 4 a 6. Y bueno, el año pasado fueron más de 20.500 personas las que lo visitaron, ¿A qué esperas para ser tú el 20.501?

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