Algunos de nuestro pueblos tienen unas raíces que se sumergen el los albores de los tiempos, pero otros muchos fueron, sin embargo, de más nueva creación, generalmente con la Reconquista en la Edad Media, o con el Plan Badajoz ya en la época contemporánea. La localidad de la que hoy hablaremos, Trujillanos, es un claro ejemplo de pueblo repoblado tras las guerras de frontera, pero nos centraremos más bien en un par de grandes y misteriosas rocas de piedra, de extraños dibujos y origen incierto, que durante mucho tiempo sirvió para encandilar la mente de los viajeros y curiosos que por allí pasaban. Quedaos este viernes con nosotros y e intentaremos desvelar enigma tan extremeño como este.
Allá por el 1.307 se le otorgó a la Orden de Santiago la Carta Puebla para la fundación de Trujillanos. La fertilidad de sus tierras unidas a su magnífica posición geográfica, atravesada por el Camino Real Madrid-Lisboa, hizo prosperar rápidamente a la pequeña villa, hasta que en el siglo XIV, repoblada por vecinos llegados de Trujillo (De ahí su nombre), alcanzara la entidad suficiente como para poseer su propia parroquia, y por su puesto su propia iglesia.
Sea como fuere, está claro que nadie que haya paseado frente a la Iglesia ha podido pasar sin sentirse atraído por este enigma, el cual ha nutrido desde tiempos inmemoriales las más populares y místicas habladurías. Nosotros, por nuestra parte, nos conformamos con traerte este pequeño misterio extremeño, que le confiere a nuestra tierra ese punto de originalidad que ya todos conocíamos ¡Y recordad que hoy publicamos la agenda del viernes para el fin de semana! ¡Hasta mañana amigos!
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