jueves, 11 de agosto de 2011

El castillo de Belvís: Imponente joya en ruinas

Muy cerca de Navalmoral, a apenas 12 kilómetros, el viajero extremeño puede encontrarse así sin más con un imponente castillo del que pocos hemos escuchado hablar. Sorprende a la vista y los sentidos, y según la parte por la que se lo mire pueden parecer unas ruinas o una construcción semideteriorada, pero majestuoso allá en su cerro de piedra, esta construcción medieval nos sigue mirando con la sabiduría de quien ha estado siglos vigilando los grandes espacios que desde allí se divisan. El de Belvís de Monroy es uno de los castillos, si no muy conservado, si más grandilocuentes y magníficos de toda Extremadura, hoy conoceremos un poco mejor su historia.

Cuando en la reconquista se funda la ciudad de Plasencia, esta recibe un amplísimo término municipal que abarca todo el Campo Arañuelo. Sin embargo en el risco sobre el que se asienta la fortaleza siguió siendo propiedad de la familia Bote hasta que su última descendiente mujer contrajo matrimonio con el heredero de la Casa de Monroy, el cual daría nombre a la villa. Este hecho marcaría el inicio de una serie de edificaciones superpuestas que daría lugar a la asombrosa fortaleza que hoy se puede visitar.


La parte más antigua comenzó su construcción en el siglo XIV, aún en plena guerra con los moros y en ocasiones con Portugal, y a esta zona responde un estilo arquitectónico exclusivamente defensivo, cumpliendo la función de vigilar a los enemigos que se adentraban por la comarca y defenderse desde sus alturas de cualquier ataque viniera de donde viniese.


Con los siglos se le sumarían torres y estructura con la misma finalidad, hasta que el siglo XIV y el renacimiento trajeran a la clase noble la idea de que no importaba tanto la guerra como el lujo, levantándose entonces una parte del castillo más estilística y cómoda para sus habitantes, con un hermoso patio rodeado de unas columnas que, si bien hoy ya no están en su lugar original, aún pueden ser imaginadas por el viajero, sumergiéndose en un mundo a medio camino entre la violencia y la opulencia.


El castillo fue abandonado con el tiempo, de ahí su deterioro, pero aún hoy se puede disfrutar de tan enorme construcción y pasear por sus patios y murallas, en esta joya patrimonial de un municipio como Belvís, que cuenta además con algún convento, preciosos paisajes, y arquetipos de un urbanismo rural que nos retorna a la Extremadura de otros tiempos.

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