miércoles, 10 de agosto de 2011

Artículo. La milenaria Cáparra

Caparra es famosa y conocida por su arco que aún queda en pie, pero ¿Es la ciudad tan solo eso? La respuesta es no. Ciudad estipendiaria primero, municipio de pleno derecho después, y recordatorio finalmente de tan abundante pasado romano, Cáparra es junto a Mérida uno de las ciudades más importantes de las que había a este lado de la Lusitania, un lugar de paso obligado en el trayecto norte-sur que hoy conoceremos un poco mejor.

Fundada por las tribus vettonas, aquellas gentes milenarias que ya poblaron la famosa Caurus (Coria) y gran parte de la región, especialmente en el norte, era ya antes de la llegada de los romanos una urbe de reconocido tamaño, una parada indispensable en las travesías que iban desde el Cantábrico hasta Gibraltar.


Tras la expansión que Roma vivió en el oeste peninsular, hubo ciudades que, bien por oposición o bien por aceptación, quedaron vacías o introducidas en el mundo de los conquistadores. En un principio Cáparra aceptó la dominación en una fórmula conocida como el estipendio, por la cual conservaban gran parte de su independencia a cambio del pago de unos impuestos especiales y el suministro constante de tropas a las legiones romanas.


Este primer acuerdo, beneficioso a primera vista, romanizó la ciudad, comenzando en ella la edificación latina de lugares muy similares al del resto de ciudades de la península, y por fin en el siglo I d.C, Vespasiano concedió a esta localidad la categoría de municipio, por la cual ya pasaba a ser una ciudad más del Imperio, con los mismos derechos y los mismos deberes.


Ya con la plata uniendo las dos Hispanias, Cáparra se convirtió en un atractivo lugar de riqueza y prosperidad que se refleja en los muchos edificios que aún hoy podemos ver. El arco, quizás la más famosa de sus joyas, es el único elemento de la ciudad que, por quedar en pie, queda en la mente de todos los extremeños. Este arco, situado en la plaza central o foro que unía las dos principales calles, posee unas inscripciones en su base que nos recuerdan a su benefactor: “Marco Fidio Macer erigió este monumento, por orden en su testamento, en honor de Bolosea”. Sea quien fuese la dama, este regalo ha resistido con creces a sus constructores y a la misma ciudad que la cobijó.

El arco en sí es único en España, debido a su forma cuadrática, con cuatro puertas, que sin duda era una importación cultural de otros rincones del Imperio. Pero no debemos quedarnos solo en ese aspecto de Cáparra, pues junto a este arco, centro neurálgico de la ciudad, se encuentran otra serie de edificios que dan valor y nos ponen en la situación de una zona rica y poderosa. Junto a él podemos encontrar las termas, divididas en estancias para el recreo, la bodega, y las oficinas.


También se pueden distinguir la Basílica, un gran edificio porticado en cuyo interior se celebraban los juicios y litigios de toda la comarca, y la Curia, lugar mucho más amplio, centro de reunión y del poder local, que albergaba además tres templos que en su época guiaron el rezo hacia las diferentes deidades romanas.

Con toda esta historia detrás, se hace difícil no planear un viaje hasta aquí, el cual por el sencillo recorrido y la buena señalización es sin duda una buena alternativa a cualquier fin de semana. Conduciendo por la A-66, actual Ruta de la Plata, y tomando el desvío Guijo de Granadilla – Oliva de Plasencia, las indicaciones te conducirán rápidamente hasta el lugar, donde además se pude encontrar un Centro de Interpretación para conocer más detalles e historias de tan milenaria ciudad.. ¡Hasta mañana amigos!

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